El origen de la clase media que se opone

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          Decía el ínclito Sumo Sacerdote de la Iglesia de Davos, que tenían un reto – un «challenge«, decía – y es que «la clase media» se opone al necesario cambio «por el bien del planeta y de la Humanidad». Los miembros de la generación del «baby boom» hemos sido testigos del nacimiento de esa clase. Y bueno será recordarlo, para entender qué tienen esos sujetos para acertar en su postura de Resistencia.

          Vamos a repasar la Historia de los últimos 150 años. En ese tiempo han poblado la Tierra cinco generaciones. No sólo ellas, pero ellas sí. Como aquí somos de la generación del «baby boom», vamos a repasar esa generación, las dos anteriores y las dos siguientes. Las dos anteriores ya no están con nosotros. Pero las recordamos perfectamente. Son nuestros padres y nuestros abuelos.

La Generación A.  El origen de la clase media que se opone

          La generación de nuestros padres, de los padres de los de la generación «baby boom». Llamémosla «Generación A». Nacieron en la décadas de 1.870 y 1.880. Mis abuelos formaban parte de ella. Tuve la suerte de conocer a 3 de mis 4 abuelos. Un abuelo murió antes de yo nacer. El planeta en aquella generación era una población rural. Apenas había industria. Y la riqueza se generaba en el campo. Las familias tenían muchos hijos. Los brazos venían bien al padre de familia agricultor, ganadero, hortelano. Eran frecuentes las familias con 10, y hasta con 12 hijos. Todos ayudarían a sacar adelante las labores de la casa. Porque el medio rural está sometido a imprevistos.

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El origen de la clase media que se opone

          Podria decirse que a finales del siglo XIX la clase media era inexistente, o mínima. Estaba la clase alta, la aristocracia y los pocos Industriales que habían hecho fortuna con su Industria, casi monopolio. Fundamentalmente, la industria textil en Cataluña. Y una extensa clase baja, formada por un escaso proletariado industrial y el peonaje del campo. De aquellos tiempos eran los primeros convencidos Genocidas. Ellos se reunían en sus selectos Clubs privados ingleses. Y allá tramaban cómo deshacerse de tanta gente inculta y maloliente.

          Debieran haberlo hecho entonces. Una época en que las noticias del mundo se reunía en las páginas de un solo periódico. En que el mundo era más sencillo, más al alcance de la mano de un grupo de ricos millonarios. Pero no tenían ni idea de como lograrlo. Los medios de comunicación eran lentos, limitados. Era imposible hacer nada para lograr sus sueños decimonónicos. Y cambió el siglo.

La Generación B.  El origen de la clase media que se opone

          En los primeros veinte años del siglo XX vino al mundo la «Generación B», los hijos de la «Generación A». Y con ellos, los hortelanos pudieron vender, en su casa solariega, algunos frutos de su huerta. O vender en el Mercado Municipal los productos que sobraban en una economía familiar de 14 bocas, más alguna sirviente. Otros alquilaron un local en la parte vieja de la ciudad y montaron una pequeña tienda, que atendían las hijas. Otras hijas alquilaron, con ayuda de los padres, un local en el Mercado Municipal. Y allá empezaron su negocio. Primero, nutriéndose de productos de su casa. Luego, comprando también a Distribuidores del ramo.

          En 1.887 Pamplona tenía cerca de 30.000 habitantes. Que en 1.900 bajó a 28.900. En 1.930 España tenía 24 millones de habitantes. Había la mitad de personas que hoy en día. Y la población se localizaba sobre todo en los pueblos, en torno al campo, que era «el que daba de comer». Pamplona contaba con 42.250 habitantes en 1.930. Habia crecido algo menos del 50% en 30 años, en una generación. 

          Si la «Generación A» vivía casi exclusivamente en el campo, la «Generación B» se asentó más en la ciudad. De la «Generación A» sólo se mandaba a estudiar al hijo mayor. Los demás ayudaban al padre en el trabajo rural. La «Generación B» la forman los nacidos en los primeros 20 años del siglo XX. A los varones les cogió la Guerra Civil. Y en Europa, la II Guerra Mundial. Hubo un parón de 4 ó 6 años. 

          Por su parte, los hijos de la «Generacion B», los «babby boom», vinieron al mundo después de la Guerra Civil española y de la II Guerra Mundial, entre 1.940 y 1.960, en España. Y después de 1.945, en el resto de Occidente. Los «baby boom»pudieron estudiar quizás todos los hijos. Porque vivían en la ciudad. Y allí había Escuelas, Colegios, Institutos, Centros de Formación Profesional, e incluso alguna Universidad de reciente implantación. Y sus padres eran ya «clase media» baja.

          La Cultura avanzó mucho. Los «baby boom» pudimos estudiar una carrera, a nada que los padres se sacrificaran para ello. Mucha gente de los pueblos se vino a las capitales de provincia, donde estaban los Centros de Formación. Y otros mandaban a sus hijos a una pensión. El aumento de la formación influyó fundamentalmente en la mayor Cultura de la naciente «clase media».

Los «baby boom».  El origen de la clase media que se opone

          Los «baby boom» ya no eran agricultores, ganaderos u hortelanos. Se hicieron Médicos, Abogados, Ingenieron, Arquitectos, Periodistas, Economistas … Y lo mismo fueron sus hijos y lo están logrando sus nietos, que se forman hoy en Institutos, Centros de Formacion Profesional y Universidades. Ha sido esta mayor Cultura la que ha dado a la «clase media» española una mayor capacidad de afrontar problemas difíciles, y no creer todo lo que dicen los periódicos, los papeles.

          Y los Abogados honestos son la pesadilla de los Genocidas, Promotores y Cómplices. Todos ellos tiemblan cuando leen que Grupos de Abogados están planteando Denuncias ante los Tribunales. Porque su suerte dependerá de lo honrados que sean unos Jueces esparcidos por la geografía del país. Y eso dentro de un año o dos.Y puede que no todos ellos … el Lector ya entiende.

          Y los Médicos honestos investigan y contradicen las mentiras oficiales. No les paran los Colegios de Médicos, sobornados casi todos ellos y traidores a la nación. Aunque blandan Expedientes de anulación del título. Porque para toda la gente honrada, la vida de sus familiares es más valiosa que la propia titularidad. Ya vendrán tiempos mejores. Gracias a ellos.

          Y los demás Profesionales, con su Título o su Oficio – pero bien formados –  participan, como mejor saben, de la campaña de Resistencia contra unos felones, gángsteres de poca monta, criminales de baja estofa, sinvergüenzas redomados, personas de nula valía humana. Aunque, eso sí, muy adinerados por el trabajo más que dudoso de sus ancestros. Que tampoco supieron educarlos en valía humana. Porque no la tenían en absoluto. Y nadie da lo que no tiene.

          Todo esto es lo que temen estos canallescos seres. Por eso denostan y protestan de la «clase media». Ellos, que se creen la clase superior. Pero que ni siquiera son seres humanos. Tienen la forma, el exterior, la apariencia. Pero son alimañas, predadores compulsivos, malos bichos integrales.    

          Recuerdo una anécdota que me contaron de mi abuela, que era de la «Generación A». Le preguntó una hija por algo que había ocurrido en la ciudad. Y ella respondió: «Será verdad. Lo dicen los papeles …» Se refería a la hoja parroquial, que era el medio de información que se usaba en la casa. Tal era la credulidad de nuestros antepasados. Por eso los Genocidas, seguidores del malhadado Malthus, funesto clérigo inglés, cogieron alas y se imaginaron un mundo poblado por ellos solos. En un sueño loco que nunca sería realidad.

          Pero el mundo se ha complicado. La Industra ha tomado una fuerza enorme, impensable para los conspiradores del siglo XIX. La Informática ha acercado las naciones y la información. Los nietos y bisnietos de aquellos idealistas con ideales egoístas han dado pasos, aprovechado sus fortunas, heredadas.

          Pero se encuentran con la inteligencia y la voluntad firme de la nueva «clase media», de no dejarse arrebatar lo que sus padres y abuelos lograron sacar de la tierra con el esfuerzo familiar y propio. Y no van a poder. Sobre todo porque su Plan Genocida de extinción de la mayoría es irrealizable. Porque no se puede forzar la voluntad de 7.500 millones de personas, para que se dejen extinguir mansamente. Y poco a poco esto va siendo captado por los Cómplices, que todo lo veían fácil cuando los captaron. Pero en realidad, no los captaron. Los engañaron. Todo eran imaginaciones. Y ese engaño inicial dará sus frutos. Favorables a la mayoría, a todas las «clases sociales» menos la suya. Por eso se aceleran, porque se les está terminando el tiempo … Y lo notan.

          No es que se les termine. Es que se les terminó. Lo vamos a ver pronto.

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