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Antes de entrar en materia de Planes canallescos, conviene distinguir entre guerras ficticias y Guerras auténticas. Las que ahora salen en los periódicos son de la primera categoría. Son guerras ficticias, innecesarias, de opereta. Se han creado adrede, para generar miedo, para tapar la otra Guerra, la auténtica, la dirigida contra toda la Humanidad.
La que se libra en territorio europeo es una guerra de despecho, de provocación, que viene bien para distraer al mundo. Fue provocada deliberadamente, por ciertos paises de Occidente. En represalia por no haberse podido hacer con las inmensas riqueza que yacen en el subsuelo ruso. Pensaban que podrían hacer como con tantos países pequeños y débiles del Tercer Mundo. Entrar a saco y quedarse con todo lo valioso. Pero el gigante ruso tomó las medidas oportunas para ello y no pudieron quedarse con nada, cuando en 1.991 la URSS se desplomó.
En el caso de la guerra en Oriente Próximo la situación es todavía más clara. Apenas hace falta remontarse a doce meses atrás. La guerra en territorio europeo no progresaba, el Oso Ruso se conformaba con acoger bajo su bandera a las regiones de habla rusa del Este del país en guerra. Bombardeado que fue durante 8 años por su propio Gobierno. Con unos Acuerdos de Minsk que Occidente y el Gobierno ucraniano firmaron, pero no cumplieron.
Y como una parte no quiere esa guerra ficticia, de distración, tienen que ordenar a un acólito que inicie otra en su propio territorio. Una que se viene prolongando interrumpidamente en esa sufrida tierra desde hace 75 años. Y, como suele hacerse hoy en día, un atentado de falsa bandera inicia las hostilidades. Y se abre un segundo foco de conflicto. Localizado, a escala menor, apenas afecta a un país. Pero puede agrandarse, si se dieran las circunstancias necesarias.
Estas son las guerras de mentirijillas, las innecesarias. De hecho, todas las guerras son innecesarias. Pero éstas son las guerras para que se hable de ellas. Y de nada más. Para asustar al personal y meterle miedo. Y son el tema de las crónicas en los medios de comunicación vendidos de todos los días. Porque son, existen, se crean, para eso, para que se hable de ellas. Por eso las calificamos de «guerras ficticias», de relumbrón. No quiere decirse que no se disparen cañones y que no haya víctimas mortales. Las hay, como en toda guerra. Y es penoso que los Gobiernos locales participen en la comedia que tales guerra suponen. Pero los hay de todas las raleas.
La Guerra de verdad, la única auténtica, es la Guerra que empezaron los Genocidas en Marzo de 2.020 contra la Humanidad. Pero es una Guerra encubierta. Y ha de serlo, porque son los Gobiernos de cada nación los que están en guerra contra su propia población. Y eso ha de hacerse de manera oculta, sin destacarse, sin declararse. Haciendo como que les ayudan, les apoyan, «no dejan a nadie atrás». Pero en realidad los están arruinando, liquidando, entorpeciendo y comprometiendo su futuro. Haciendo todo lo que pueden para que su vida se deteriore. Y retorne al nivel de la Edad Media. Que no era ninguna maravilla el «nivel de subsistencia» aquel.
Enlazando con el enigma planteado ayer, ¿por qué han cesado de repente, de un día para otro, todas las estelas de fumigación perjudiciales que veníamos sufriendo desde años atrás? Agradeceremos que el Lector ponga como Comentario sus hallazgos a continación de este artículo. O su parecer sobre nuestra propuesta.
Sucede a veces – no muchas – que las «guerras de mentirijillas» pueden afectar a la «Guerra de verdad». Y este parece ser el caso de las estelas contaminantes. La necesaria progresión, o escalada, del conflicto generado por Occidente en el Oriente Próximo ha hecho intervenir a una nación con capacidad nuclear. O casi. Nación que apoya a quienes se enfrentan a Occidente. En tal situación, el Líder del Bloque occidental no puede permitirse el lujo de tener a media flota aérea ocupada en chuminadas. Por hacer creer que hay un peligro en los rayos del sol que llegan a la Tierra. Cosa que saben de sobra, el Lider y su equipo, que es completamente falsa. Así que ha decidido que necesita los aviones para hacer frente a una posible amenaza, consecuencia de la guerra que ha iniciado por el método de tercero interpuesto.
Y por eso ha decidido que los aviones vuelvan a su sitio propio. Y se abandonen las tonterías de paliar un «cambio climático» que sólo es pura propaganda. Porque el Líder está sobre todo involucrado en la Guerra contra la Humanidad, contra sus propios conciudadanos. Pero tiene que presentar un frente suficiente ante la potencia medio-nuclear asiática. Que entró en escena a raiz de la invitacion de su acólito para entrar en su territorio y herir, matar y secuestrar a jóvenes israelíes y no israelíes.
De esa forma, nos vemos libres de los aviones militares que nos fumigaban productos tóxicos, con el fin de «limpiar» nuestros bronquios y pulmones. Las Firmas Comerciales, que colaboraban también en la «Operación de limpieza de conductos faríngeos de terrícolas», se han retirado ellas también. Era demasiado comprometido, ahora que el principal Promotor de la mortal campaña cogía la baja.
Así que de carambola, por querer actuar en demasiados frentes, nos hemos visto libres de un espectáculo al que estábamos ya acostumbrados. Tanto que, ahora que nos falta, ni nos hemos dado cuenta. Cabría pensar que somos los humanos tan acomodaticios, tan descuidados y superficiales, que nos pueden matar poco a poco – como a la rana en la olla al fuego. Ya que, si nos suben la temperatura con lentitud suficiente, ni protestaremos siquiera antes de caer cocidos.
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