Lo que siempre quisimos saber pero no pudimos encontrar

Lo que siempre quisimos saber pero no pudimos encontrar

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El ex-Presidente Donald Trump habla en un evento de campaña en Grand Rapids, Michigan, el 2 de Abril de 2.024.

Lo que siempre quisimos saber pero no pudimos encontrar

(Spencer Platt/Getty Images)

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El Estado Profundo se prepara para una victoria de Trump.  Lo que siempre quisimos saber pero no pudimos encontrar
13 de Abril de 2.024      POR JEFFREY A. TUCKER
 

             Todos nos hemos preguntado si ya está todo arreglado. Dadas las irregularidades de las últimas elecciones, y la manera en que todo el establishment estadounidense se unió en torno a un bando, quizá la victoria de Biden en Noviembre sea una conclusión inevitable.

             Soy culpable de creer esto. He dudado de todas las predicciones de que Donald Trump o RFK, Jr. puedan ganar. Esto no se debe a que no obtendrán votos. Es porque esos votos podrían no importar lo suficiente.

             El poder de los haters es asombroso y omnipresente. Todos los medios heredados, el Gobierno, las Empresas tecnológicas, las Farmacéuticas y tanto el Estado administrativo como el Estado Profundo están dedicados a mantenerlos a ellos y a sus partidarios fuera del poder.

             Ya ni siquiera sabemos si las elecciones realmente funcionan. Desde este punto de vista, es muy posible que millones de personas acudan a las urnas en Noviembre y cumplan con su deber. En lo que solo terminará siendo un teatro. El régimen controla las papeletas, sin duda, y nada puede superar eso. Desde este punto de vista, un segundo mandato de Biden, el Presidente más impopular de mi vida, es inevitable. El sistema está demasiado roto para generar cualquier otro resultado.

             Admítalo: Usted también se ha sentido tentado por esta perspectiva.

             Bueno, estoy aquí para traerles buenas noticias. El Estado profundo ha parpadeado. Les presentaré pruebas de que los malos en realidad se están preparando para un asalto en toda regla a la hegemonía administrativa del Estado. Están trabajando para protegerse contra una victoria de alguien que no sea Joe Biden.

             ¿Funcionará? No lo sé pero lo súper crítico es que se están preparando. Si no fuera posible ganar, no se molestarían. En otras palabras, ¡estas son muy buenas noticias!

             La evidencia proviene de un Comunicado de Prensa de la Oficina de Administración de Personal, que pasó desapercibido. Los medios tradicionales no informaron sobre esto en absoluto.

             Dice lo siguiente:

             “La Oficina de Administración de Personal (OPM) de EE. U.U. anunció hoy una Norma Final que aclara y refuerza las protecciones de larga data y los principios del sistema de méritos para los Funcionarios Públicos de carrera”, dice el Comunicado de Prensa.

             Continúa explicando que este cambio normativo hace mucho más difícil o incluso imposible que cualquier nuevo Presidente reclasifique a los “Funcionarios Públicos” bajo su control. En su lugar, sus puestos de trabajo son permanentes. Por tanto, están protegidos contra cualquier intento de un futuro Presidente de reclasificar a cualquier persona que trabaje para el Gobierno federal. Ninguno puede ser despedido.

             En particular, explica el Comunicado de Prensa, esto tiene como objetivo frustrar otro intento de cambiar su situación laboral, como ocurrió en Noviembre de 2.020.

             “En la primera semana de la Administración Biden-Harris, el Presidente Biden revocó una Orden Ejecutiva emitida por la Administración anterior que corría el riesgo de alterar el antiguo sistema de servicio civil, basado en el mérito de nuestro país. Y ello al crear un nuevo cronograma de servicio exceptuado, conocido como ‘Programa‘ F’. Ordenando a las Agencias que trasladen a sectores potencialmente grandes de empleados de carrera a este nuevo «Estado de Servicio exceptuado». Este intento habría despojado a los funcionarios de carrera de sus protecciones de servicio civil que garantizan que las decisiones de contratación y despido se basen en méritos, no en consideraciones políticas”.

             La “Administración anterior” significa, por supuesto, la Casa Blanca de Trump, que emitió la mayor Orden Ejecutiva en cien años.

             Después de cuatro años de ser subvertida y frustrada por la burocracia del servicio civil, la Casa Blanca finalmente descubrió el problema central. Hay más de 2 millones de burócratas permanentes, instalados en 430 Agencias, que se imaginan viviendo fuera del sistema democrático y de la propia Constitución de Estados Unidos. Creen que son el Estado y los líderes electos son mera decoración.

             La Orden Ejecutiva de Trump insistía en que cada Agencia hiciera una auditoría interna y descubriera a cualquier empleado que tuviera algo que ver con la elaboración o interpretación de políticas. Es decir, cualquier persona cuyo trabajo influya en si el Presidente realmente tiene el control del Departamento Ejecutivo. Todos esos empleados serían reclasificados como «Anexo F». Lo que significa que podrían ser reemplazados si fuera necesario.

             Eso es todo. Esa es toda la Orden. Quizás no parezca mucho, pero en realidad fue brillante. La Administración Trump es la primera en descubrir el gran secreto de la vida pública estadounidense: Que el Estado administrativo ha cobrado vida propia. Después de años de intentarlo, la Casa Blanca de Trump finalmente encontró una palanca clave para recuperar el control del pueblo. Es tan simple como eso.

             La prensa política de Washington, DC, se asustó. Fue como si un Presidente hubiera encontrado la sala de máquinas y el único interruptor que controla todo. Se suponía que eso nunca sucedería. Esto produjo un caos dentro de la burocracia. Y una duplicación y triplicación de la convicción de que nunca podría ganar un segundo mandato, a menos que se cumpliera esta orden.

             Por eso una de las primeras acciones de la Administración Biden fue derogar esta Orden Ejecutiva. Esa acción dejó muy claro que la lealtad de Biden estaba ante todo con el Estado Profundo. Protegería sus empleos y su poder por encima de todo. De hecho, el comunicado de prensa de la OPM se jacta de ello.

             Lo que está en juego aquí es una frase de la orden inicial de Trump. Se reclasificaría a cualquier empleado que se ocupe de asuntos “confidenciales, de determinación de políticas, de formulación o de promoción de políticas”. Note esta palabra confidencial. Esto tal vez se aplicaría a toda la Comunidad de Inteligencia. Entonces, espera, ¿estamos diciendo que el Presidente debería estar a cargo de la CIA, el FBI, la NSA, el NSC y todo el Aparato de Seguridad, incluso hasta el punto de que podría despedir a cualquiera? ¡Quizás!

             Una situación así sería intolerable para los malos. Desde su punto de vista, esto alteraría fundamentalmente el funcionamiento del Gobierno en Estados Unidos.

             Seamos sinceros. Si la OPM y toda la burocracia creyeran que no había ninguna amenaza por parte de Donald Trump o RFK Jr., tal cambio de reglas no sería necesario. Creen que es necesario. Lo que implica que la Administración pública piensa que el creciente movimiento populista es una amenaza genuina, que podría lograr recuperar el país. De lo contrario, no se molestarían.

             ¿Qué es el OPM? Fue fundada a partir de la Ley Pendleton de 1.883, que inició la burocracia permanente en los Estados Unidos. Con ella surgió la Comisión de Servicio Civil, primer nombre de lo que luego se llamó OPM.

             Hasta ese momento, y según la Constitución, el Presidente estadounidense tenía el control total de la burocracia. El nuevo Presidente normalmente sustituiría a un gran número de burócratas por leales. Esto fue denunciado como el “sistema de botín”. Pero también podría llamarse Democracia simple. En la que el pueblo se gobierna a sí mismo, a través de sus representantes electos.

             La clase de reglas permanentes creció a través de guerras y crisis a lo largo de cien años. Hasta convertirse en el Gobierno al que no le importa en lo más mínimo quién es técnicamente elegido o designado como Jefe de Agencia. Por costumbre, han llegado a ignorar todas las idas y venidas de los elegidos por la población. Para ellos las elecciones son solo una distracción.

             El punto esencial: Donald Trump y RFK, Jr. representan una amenaza genuina para la pandilla que ha subvertido y casi arruinado a este país. Ahora sabemos que esta amenaza es real. De lo contrario, no veríamos estos esfuerzos para atrincherar a los malos y protegerlos contra todas las amenazas imaginables.

             Como esto demuestra, una vez más, la principal lucha viva en este país y en todo el mundo es la que se libra entre el pueblo y el Estado Profundo. Que consiste en una vasta red de élites en el Gobierno, los medios de comunicación, el mundo empresarial, la Banca y las Finanzas, las Fundaciones privadas, y burocracias globales. Todas trabajando por sus propios intereses, a expensas de los demás.

             Es una batalla por el control. Es la dinámica subyacente que da forma a nuestras vidas en este momento.

             Los malos tienen miedo. Ahora lo sabemos con certeza. De lo contrario no estarían intentando preparar el sistema para evitar cambios fundamentales. Las Élites creen, basándose en una larga experiencia, que siempre pueden burlar al resto de la población. Ya lo veremos.

             Va a ser brutal antes y después de las elecciones. Habrá una o varias sorpresas en Octubre. Si Donald Trump gana, la llegada del invierno desencadenará una propaganda como nunca antes se había visto. A medida que se acerque la Inauguración, surgirá una histeria absoluta. El escándalo del COVID parecerá insignificante en comparación. Cada día y cada hora posterior consistirá en intentos descabellados de detener el funcionamiento de la Administración. ¡Qué momento para estar vivo!

Fuente: The Epoch Times en español.

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Comentario de esta Casa.    Lo que siempre quisimos saber pero no pudimos encontrar

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             Explicado comn claridad meridiana, ya sabemos exactamente qué es el Estado Profundo en su versión «nivel inferior», o ejecutivo. Porque el Nivel Superior no cobra sueldo. No del Gobierno. Tampoco depende de decisión alguna del Gobierno. Ese es el Nivel Superior. El nivel inferior son los brazos hábiles, los mandos subalternos, los ejecutores. Pero sin los que ninguna orden superior se podría llevar a efecto. Son, por tanto, tan indispensables como el Nivel Superior.

             Son muchos más. Infinitamente más. Nada menos que dos millones de sujetos. Todos corruptos. Y todos comprados. Todos traidores. La batalla va a ser épica. No lírica, pero sí dramática. En comparación con ella, lo que sucedió en 1.963, en 2.001, en 2.006 o en 2.022 puede pasar como un juego de niños. Los actores de esta parte deben estar bien preparados. Y ser un número suficiente para equilibrar las fuerzas. Nos esperan acontecimientos que pueden cambiar la Historia. Sería penoso que nada cambiara. Y tal vez habrá que conformarse con un cambio parcial. Del orden del 50%.

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