Dormidos para siempre

Dormidos para siempre

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         Hay un problema que está sin resolver. Se ha escrito mucho sobre él, pero hoy, pasados casi cuatro años desde el inicio del proceso, no conocemos con certeza la solución.

         De otros muchos aspectos sombríos se ha llegado a una explicación, incluso a un diagnóstico realista y reconocido. Pero a por qué la gente sigue “dormida” … no se sabe aún con exactitud. En ese tema queremos incidir hoy.

         Fruto de contactos con personas de confianza, hemos revisado las explicaciones a que antes habíamos llegado. Bien por criterios propios, o por criterios asumidos de otros humanos que se han interesado en este problema.

         Se habló primero de la “disonancia cognitiva”. Es el problema interno que se le presenta a un “dormido” cuando un “despierto” le cuenta la realidad de los hechos.

         El nuevo relato no coincide con lo que le han dicho los medios oficiales y él ha asumido como cierto. ¿Le habrán engañado aquellos en quienes él confía plenamente? ¿No será el que tiene delante el que le engañe? Esta última suposición es la más probable. Es sólo una persona la que contradice a muchísimos. Él tiene que estar equivocado.

         Y se vuelve contra él. Lo de “matar al mensajero” de la Antigüedad. Y lo despacha con cajas destempladas. Con lo cual se queda tranquilo. Ha hecho lo correcto. Vuelve a estar en posesión de la verdad.

         Nosotros llegamos a la convicción de que era “orgullo herido”. Pero, reflexionando, nos damos cuenta de que es otra manera de expresar lo mismo. La reacción de quien tiene que elegir entre dos opciones y elige la que ya había hecho suya largo tiempo atrás. Por no reconocer que se pudiera haber equivocado. Y su orgullo queda impoluto: No se había equivocado.

         Hace poco hemos llegado a otra explicación, más interna y más inquietante. Las autores de las dos anteriores explicaciones partían de considerar al “dormido” como estructuralmente semejante a un “despierto”. Pero … ¿y si no fuera ése el caso?

Dormidos para siempre

         Hay un hecho que apoya la nueva hipótesis, aún no especificada. El porcentaje de vacunados en nuestro país rondará el 80%. Tal vez no llegue. Pero por ahí rondará.

         Por unas aproximaciones a la estructura interna de los humanos todos, habría alrededor de un 20% de personas que actúan de acuerdo con la Ética. Mientras un 80% de la población no tiene en cuenta la Ética en su vida diaria.

         Tener en cuenta la Ética implica un desarrollo notable de las capacidades intelectuales del ser humano. No tenerlas en cuenta supone un menor desarrollo humano. Los que no las tienen son más burdos, más insensibles, menos evolucionados.

         En unos Estudios Universitarios en los que quien esto escribe fue docente, años atrás, un 20% acababa la Carrera en la que yo daba las clases. Una Carrera de Ciencias. Un 80% tenía que abandonar. Porque, según mi experiencia, no discurrían. No tenían la fuerza de voluntad suficiente para trabajar en serio y discurrir. Y no discurrían porque no habian desarrollado el cerebro lo suficiente como para tener cierta creatividad propia. Que eso es discurrir, deducir.

         Dicen que cuando tres indicios independientes señalan en la misma dirección, es muy probable que ésa sea la dirección correcta. Quienes se inyectaron no tuvieron la iniciativa de informarse, ni confianza en su propio criterio. Los que no usan la Ética en su vida diaria puede ser porque no han evolucioando lo suficiente como para darse cuenta de que se debe usar. No han alcanzado aún el uso de razón. Lo de un alto porcentaje de alumnos de Ingeniería que no discurren es una experiencia vivencial propia. No necesita demostración, para un sevidor. Está comprobado.

         Alrededor de un 80% de la población actúa como menores de edad. ¿Será esta terrible conclusión la respuesta a ese «sueño existencial» que observamos y que nos resistimos a explicar? De desea recibir alternativas. 

 

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