Donde dije digo digo Diego
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Bill Gates abandona repentinamente la narrativa del «desastre climático», mientras las poblaciones rechazan el Globalismo.
Bill Gates, autor de «Cómo evitar un desastre climático», pasó la última década advirtiendo al público que el mundo está superpoblado y sujeto a una inminente catástrofe climática . Para salvar el planeta, Bill Gates dice que debemos lograr «cero emisiones netas de carbono para el año 2050».Mientras tanto, Gates continúa recorriendo el mundo en sus jets privados , arrojando más emisiones de carbono en un año que las que emite una persona promedio en toda su vida.
A medida que más personas ven más allá de la fachada del cambio climático y se dan cuenta de cómo el globalismo está explotando sus vidas , Bill Gates está cambiando repentinamente su tono sobre la narrativa del desastre climático. Durante un evento en vivo en el Times Center de Nueva York, Gates dio un repentino giro de 180 grados en su narrativa sobre el desastre climático. Dijo: «Ningún país templado se volverá inhabitable».
Los últimos comentarios de Gate contrastan marcadamente con los comentarios públicos que hizo hace apenas dos años, cuando se publicó por primera vez su libro sobre el desastre climático. En una entrevista del domingo de Fox News de 2021 con Chris Wallace, Bill Gates dijo: «La migración que vimos fuera de Siria durante su guerra civil, que dependió en cierta medida del clima, vamos a tener 10 veces más migración que las áreas ecuatoriales». se volverá inhabitable.» Ahora, de repente, cree que es todo lo contrario y es fácil ver por qué está suavizando su postura.
La narrativa fatalista del fin del mundo impulsada por el miedo ya no funciona entre las masas, y Gates sabe que la gente ve a través de la manipulación y la explotación, por lo que está adaptando su mensaje. En su discurso público más reciente , Gates dijo: “Si intentas aplicar la fuerza bruta climática, obtendrás personas que dirán: ‘Me gusta el clima, pero no quiero soportar ese costo y reducir mi nivel de vida’”. En otras palabras, Gates sabe que sus inversiones climáticas están ayudando a destruir el nivel de vida de millones de personas en todo el mundo.
Los pobres y la clase trabajadora están siendo saqueados por las políticas de cambio climático de Bill Gates. Donde dije digo digo Diego
Los pobres y la clase trabajadora son los más afectados por las políticas de cambio climático neto cero de los globalistas y el racionamiento energético y el lavado de dinero del nuevo acuerdo verde que está teniendo lugar a nivel mundial.
La planificación central de la agricultura y la producción de energía por parte de las Naciones Unidas ha sofocado ambas, elevando el costo de los alimentos y la energía y reduciendo el nivel de vida de muchos. Ahora, las poblaciones están rechazando el socialismo, los nuevos acuerdos ecológicos y los esquemas “ESG” (ambientales, sociales y de gobernanza) que se han infiltrado en corporaciones y gobiernos de todo el mundo. Estas políticas han frenado el crecimiento económico, han aumentado los costos de la energía y han desperdiciado miles de millones de dólares de los contribuyentes.
Los combustibles fósiles todavía representan aproximadamente el 80 % de la producción y el consumo de energía de Estados Unidos , por lo que los intentos del régimen de Biden de cerrar oleoductos y perforar sólo han perjudicado a los pobres y a la clase trabajadora que dependen de precios asequibles de la energía sólo para sobrevivir. En Estados Unidos, el “Banco Nacional del Clima ” de 27 mil millones de dólares, creado por el nuevo Acuerdo Ecológico de Biden, solo ha llevado al despilfarro, el fraude, el abuso y el socialismo absoluto.
Los planificadores centrales gubernamentales (como el zar del clima, John Kerry) tienen derecho a elegir a los ganadores y perdedores de la economía, sofocando la innovación del mercado y alterando innumerables empleos y medios de vida. Mientras tanto, toda esta autodestrucción de la Energía y la innovación estadounidenses está haciendo que Estados Unidos sea más vulnerable a naciones extranjeras como Rusia. Rusia, no en deuda con la ONU, la histeria del cambio climático y los controles demográficos, está ganando influencia sobre Estados Unidos y Europa con sus sólidos y diversificados sistemas de producción y transporte de energía.
Sólo por estas razones, Bill Gates y los Globalistas que impulsan el nuevo Acuerdo Ecológico están fuera de contacto con la realidad. No sólo están haciendo que a la persona promedio le resulte más difícil comer, desplazarse al trabajo y enfriar o calentar sus hogares. Es que sus políticas delirantes también están quebrantando la soberanía de las naciones. Haciendo que las poblaciones sean más vulnerables y, en el proceso, el mundo sea menos seguro.
Las fuentes incluyen:
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Comentario de esta Casa.
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Seguimos con nuestra política de observar al enemigo. De interpretar sus movimientos, palabras y acciones. Incluso unámoslo con otras acciones iguales o parecidas de otros pájaros de su criminal bandada. Y nos parece ver que se está dando tal vez un suave, o no tan suave, golpe de timón.
Hace nada, tal vez horas, en Bruselas reconocen que las inyecciones «eficaces y seguras» provocan efectos fatales de índole cardiaca. Y la EMA, el Regulador Europeo de Salud, se une a la «proclama».
Hace un poco más, cosa de 10 días, una Comision Internacional de expertos publica en una revista de prestigio, Environmental Health , un Estudio como resultado del cual proponen una pausa en el lanzamiento del 5G. Porque los Reguladores no tienen dato alguno sobre su influencia en los humanos. No se tiene estudio alguino de que sea inocuo. Podría ser perjudicial.
Poco después otros expertos se refieren más en general a otro Estudio sobre la «radiación no ionizante» y sus peligros. Cuando se ha oído hasta la saciedad la afirmación, por parte de Médicos, de que esa radiación no supone ningún peligro para la salud. No está demostrado científicamente tal peligro. Y sin embargo, ahora se cambia de opinión.
Los tam-tams dicen que hasta en Moncloa hay unos cuantos Altos Cargos de la Administración que, intranquilos con el viso de los acontecimentos, se plantean si seguir o no seguir. Porque dejaron, con excedencias, sus trabajos en la Empresa privada y ahora no saben si les conviene volver a sus antiguos y más tranquilos trabajos.
Y ahora hasta al Portavoz más bocazas del Grupo Genocida, se desdice de sus afirmaciones y actuaciones en respaldo del «cambio climático», un aborto conceptual donde los haya. Y no podemos menos de ssiopechar que tal vez la que había sido su esposa vio las cosas más claras bastante antes. Y ahuecó el ala. Por considerar que era una compañía peligrosa. De la que cuanto más lejos, mejor.
¿Está pasando algo importante y esperanzador? Porque «la rubia de Bruelas», hace menos de una semana, estaba predicando desde su púlpito que en su opinión había que hacer la vacunación obligatoria la próxima vez, que no está lejana. ¿Qué la ha hecho cambiar tan radicalmente de criterio? Sus Superiores no. Basta con ver su postura «vacunacional». Luego si no son los de arriba, tendrán que ser los de abajo …
¿Se estará repitiendo el «síndrome Moncloa» en pleno Bruselas? Porque un Jefe, un Presidente, no se puede quedar desarbolado, abandonado, solo, sin la mitad de sus colaboradores. Eso es un fracaso en modo irremediable. Tiene que hacer lo que sea para que no lo denuden. Y lo dejen sin equipo.
La larga serie de dimisiones en el bando Genocida (llamarlo «Globalista» es un eufemismo no ya piadoso, sino casi cómplice) viene de muy atrás. Lo hemos dicho no hace mucho. No nos repetiremos, aunque el tema nos agrade. Políticos que dimiten de puestos ministeriales y se van a lidiar en la Autonomía que les vio nacer. Tal vez hemos de ver muchas más.
Quizás una forma no lesiva, amable, de poner fin a la Guerra, fuera que la mitad del bando enemigo, Ellos, tirara las armas, diera media vuelta y desapareciera del campo de batalla. Entonces se podria empezar a separar el trigo de la paja. A dar a cada uno lo que se ha merecido en estos tres años y medio últimos. Porque sin su merecido no se van a ir … De amnistías mundiales… nada.
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