Dimisión en cámara lenta

Dimisión en cámara lenta

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Editorial

            Hay hoy un tema de actualidad: Una dimisión que se niega a hacerse efectiva. El candidato a dimitido se niega al sacrificio. Porque entiende que de un sacrificio se trata. Y no le gusta ser la víctima propiciatoria por los pecados de los demás, dice. Cuando él no se ha «pringado», como otros, sigue afirmando el candidatos a víctima según los más.

            El Lector conoce la historia y el pasado que lo sustenta. El Gobierno actual nació de una moción de censura contra el Partido político en el poder, su rival ancestral en esta Nación. El motivo que aunó las voluntades de numerosos Partidos políticos diseminados por la Cámara baja fue precisamente la corrupción en que había caído el Partido político gobernante. 

            Hubo un clamor unánime, de repulsa a esa corrupción sistemática. Y se unieron todos los Partidos para desalojar del Gobierno a quienes habían hecho de la corrupción su «modus vivendi«. La moción de censura salió adelante. Y cambiamos de Gobierno. La izquierda se las prometía muy felices, alcanzando el poder y desplazando de él a sus enemigos ancestrales. Esto sucedía en Junio de 2.018.

            Para hacer más compleja y prometedora la situación, en 2.020 llega la falsa pandemia. Las competencias en materia de Sanidad estaban transferidas a las Autonomías. A pesar de ello, el Gobierno anuló esa capacidad de las diferentes Autonomías y se adjudicó la capacidad de adquirir los medios necesarios para hacer frente a la pandemia. Una situación nueva, demoledora y que cogió a España en un desastroso desabastecimiento.

            Faltaba de todo, hasta batas verdes para los sanitarios. Mascarillas, fundas textiles para el calzado, respiradores, de todo. Era la consecuencia de haber dejado de fabricar en el país productos de escaso Valor Añadido e importarlos, a precios de Tercer Mundo, de China. Pero ahora China no podía abastecer adecuadamente a todo el mundo A LA VEZ.

            Y el Gobierno empezó a gestionar las compras de las necesidades de toda la Nación. Con urgencia. Por el procedimiento de Urgencia. Sin concursos, ni mayores controles. Todo con prisa. Nos convertimos en el Paraíso de los corruptos. Posteriormente, se empleó en una ocasión una compra de mascarillas para Madrid para acusar a alguien de haber metido la mano en las Comisiones. La investigación no dio signos de que hubiera tal cosa, según trascendió.

            Y ahora, en el bando opuesto, surgen indicios de que hubo la misma acción aprovechada: Alguien habría hecho «mordidas» en la compra de mascarillas. Un producto del que se compraron millones y millones. Eran de usar y tirar tras ciertos usos. Y la banda que podía cometer ese delito era de nuevo el Gobierno. Esta vez de izquierdas.

            Han pasado más de tres años y hora afloran los resultados de las investigaciones hechas. Hay nombres y apellidos, varias personas con bajo perfil. Pero eso sucede en el Ministerio bajo el mando de un Minstro muy cercano al Jefe del Gobierno, Secretario de Organización del Partido en el poder. La Oposición pide su cabeza. El Presidente entiende que él podría ser un adecuado «cortafuegos». Y lo usa. O lo intenta.

            Pero «el cortafuegos» se niega a dejarse incinerar, alegando que «ni siquiera está investigado». Dimitir sería admitir su culpabilidad. En algo – afirma – que no ha cometido. En lugar de dimitir como Diputado, mantiene su escaño y se pasa al Grupo Mixto. Se convierte así en un «apestado» en el que había sido su Partido de toda la vida.

            Hay una información que rueda por los medios. Es que el Juez que lleva un caso como éste, donde intervienen personas aforadas, sigue adelante con la investigación hasta tener el tema muy al descubierto, muy probado, muy amarrado. Y lo hace sin mención de las personas aforadas. Porque en tal caso las investigaciones debe llevarlas el Tribunal Supremo, elegido en gran parte por los Partidos políticos. Y cuando el Juez tiene todo atado y bien atado, descubre que también están implicados Diputados y Senadores. Y entonces pasa todo al Tribunal Supremo. Pero las pruebas definitivas forman parte ya del Sumario.

            ¿Es éste el motivo por el que el antiguo Secretario de Organización del Partido en el poder no está implicado aún? ¿Lo estará dentro de unos meses? ¿O son ciertas sus protestas de inocencia? Es pronto para conocer el desenlace. Y es aventurado anticipar un pronóstico. Lo dejaremos para más adelante, cuando se conozcan más datos.

 

La comparecencia       

         

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