Un intento de diagnóstico de la situación actual

Un intento de diagnóstico de la situación actual

.

.

.

Editorial

Un diagnóstico que quiere ser profundo de la actual situación. Un intento de diagnóstico de la situación actual

             Está claro que cada cual “arrima el ascua a su sardina”. Hay quienes venden más siendo catastrofistas. Otros, apoyan al enemigo. Los hay honestos, que defienden a las víctimas y definen los peligros que las amenazan. Incluso algunos pocos ofrecen soluciones, que han encontrado tras dura búsqueda.

             De forma que en la bibliografía disponible hay de todo. Hay que cribar lo que está a nuestro alcance y ejercitar el criterio propio. Y aun así, estamos sujetos a error. Pero eso no debe impedirnos ofrecer posibles soluciones.

             Hoy toca definir la situación, para poder ver con más claridad la posible salida del galimatías actual. Procuraremos definirla y dar las bases de nuestra apuesta.

             Hemos mantenido una actitud de esperanza, porque casi desde el principio vimos claro que el Plan era absurdo, imposible de implantar, destinado al fracaso. Era imposible per se.

             Contando con una mínima experiencia empresarial, se sabe que una Empresa tiene unos gastos fijos y otros variables. Los gastos variables corren paralelos a la producción de los bienes que esa Empresa fabrica y ofrece al mercado. Si hay menos pedidos, se compra menos y se fabrica menos. Y, aparentemente, no se pierde, porque no se gasta.

             Pero están los Gastos fijos. Una Empresa diminuta puede tener Gastos fijos pequeños. Pero una gran Empresa los tiene grandes. Y eso Gastos fijos no se pueden cubrir si las Ventas se reducen en un porcentaje significativo. ¿Qué porcentaje es ése? Pregunta difícil, cuya respuesta es variable para cada Empresa.

             Pero puede afirmarse que una gran Empresa con unas Ventas que disminuyan en un 30% de su volumen habitual, para el que está constituida, empieza a tener problemas de supervivencia. Y si esa situación se prolonga en el tiempo, durante meses, los problemas se agudizan.

             La Empresa se defiende, disminuyendo los gastos fijos y los variables. Y el primer gasto del que se echa mano es el de personal. Despide trabajadores. Pero eso no suele bastar, si la escasez de Ventas se mantiene. Y finalmente tiene que declararse en quiebra.

             De ahí que disminuir el número de Clientes, de Pacientes, de Trabajadores, de Técnicos cualificados, etc. en un 90%, o casi, equivale a un Certificado de Defunción de la totalidad de Empresas del mundo.

             Eso significa que quienes idearon al Plan, sus hijos, nietos y biznietos no eran dueños de Empresas. Serían otra cosa. Podían ser Banqueros, Millonarios, Herederos de grandes fortunas, grandes Jugadores de golf, Miembros de los más ilustres Clubs privados del mundo. Podían ser muchas cosas. Pero lo que se dice Empresarios, eso no eran.

             Cualquiera con una mínima experiencia empresarial se da cuenta de que ese objetivo es lo mismo que declarar la quiebra de todas las Empresas del mundo.

Un intento de diagnóstico de la situación actual

             De ahí que cuando algún miembro significado de la Cúspide Genocida, o algún Portavoz de plena confianza, expusiera el Plan a la cuadrilla de Directores de Empresas Farmacéuticas que acudieron a la reunión, éstos se retiraran a reflexionar. Anunciando que lo pensarían y responderían, convocando otra reunión.

             Y sucedió lo que no podía menos de suceder. Por un lado, los Promotores ofrecían una circunstancia única, que jamás se había presentado a la Industria de marras: Parecían tener contactos suficientes para asegurar unas Ventas a nivel mundial. Y eso alargaba la cifra de negocio a límites antes nunca vistos. Esa circunstancia no se podía desaprovechar. No se les podía decir que no.

             Había que evitar la gravedad que los Clientes querían dar a la inyección. Querían que fuera letal en el 90% de los casos. Y que su efecto se dilatara a lo largo de entre 5 y 10 años.

             Eso hacía difícil que pasara desapercibido el hecho de que la inyección era la causa de la mortalidad. Pero sobre todo, arriesgaba el futuro de toda la Industria Farmacéutica. Y de toda la Industria en general. Una disminución del 90% de la población era algo impensable, teniendo en cuenta la supervivencia de la Industria.

             Harían un cambio. En lugar de tener una mortalidad del 90%, la rebajarían al 1%. Así afectaría sólo a los más débiles, a los que ya estaban a un paso del precipicio. No sería una gran pérdida de Pacientes. Sólo unos pocos meses de consumo. Lo compensarían con una facturación inimaginable, a todo el planeta.

             Como excusa a dar a los Clientes, que era imposible calibrar el plazo del efecto de las inyecciones. Les dirían que cuanto más tiempo pasara, más efecto tendrían los ingredientes metidos en los viales. Había que esperar.

             Pero el tema de la letalidad lo ocultarían a los Clientes. Estarían de acuerdo con su Plan, pero les ocultarían los cambios pactados. Hubo varias Empresas que no quisieron intervenir en el negocio. Por eso la capacidad de producción de las que aceptaron resultó ser insuficiente para surtir a la totalidad de la población del planeta. Los países pobres se libraron de la quema.

             Esta fue la perdición de los Genocidas. Tenían una oportunidad, cuando cogieron a toda la población del planeta desprevenida, crédula a la palabra de sus políticos. Pero solo una. No podrían repetir el engaño. Y fueron engañados. Querían engañar y envenenar a toda la Humanidad. Sólo alcanzaron al 1%. Todo el trabajo quedaba por hacer. Pero ahora la Humanidad estaba ya advertida.

             E inmediatamente, el Secretario General de la Organización de Inversores más potente del mundo entró en contacto con un Órgano staff de los Genocidas. Hizo una gestión básica – para mostrar su afinidad con el Plan – y entró en el Consejo Directivo de dicho Órgano. Órgano formador de políticos cómplices del Genocidio. Quería “parar los golpes” desde dentro.

             Y esta es la situación hasta el día de hoy. Los Empresarios no están a favor del Plan genocida. No pueden estarlo. Tratan de aprovechar la insensatez de los Promotores para “sacar tajada” para sus Empresas. Y por ahora les va bien. Cuando el gas inicial se anule, dejarán de tener a ese incómodo pero lucrativo Cliente.

             Los Promotores no tienen necesidad de más Empresas para llevar a cabo sus Planes. Ahora su acción descansa en los políticos que han formado a lo largo de los últimos 50 años – desde 1.971 – año en que iniciaba su singladura el que luego sería Foro Económico Mundial.

             Ahora sus Planes descansan en la acción de sus «Jóvenes Líderes Mundiales», que así se llamaron sus primeros alumnos. Fueron reclutados para ser promocionados a la primera fila política de sus respectivos países.

             Pero ahora van a tener que hacer lo que no se logró con el primer zarpazo que dieron sus Jefes. Ahora ellos tendrán que completar el 89% del trabajo, liquidando al 89% de su población, sin que ésta se dé cuenta. Lo tienen difícil … No por hacerlo, sino porque su acción pase inadvertida.

             ¿Cómo les va hoy a los políticos cómplices de los Genocidas? De eso trataremos en el artículo siguiente.

 

Un intento de diagnóstico de la situación actual

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *