Un anuncio que pone el dedo en la llaga.

Por Astillas de Realidad

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             Aún con todos los «peros» que se le puedan poner – al fin y al cabo se trata de hacer negocio, y hacerlo en este caso con la precariedad – el anuncio realizado por la productora Rosebud para Divina Seguros no se anda por las ramas. Señala sin disimulo a la Agenda política responsable de arrinconar a los jóvenes a un espacio de frustración, de empobrecimiento y de ausencia de perspectivas de futuro: La criminal Agenda 2.030, cuyo pin lucen como auténticos clones todos los fantoches de la política, las finanzas y los medios, «del Rey para abajo» que diría Zorrilla.

             Frente a un Nuevo Orden Mundial que no tiene ya nada que ofrecer, sino que meramente imponer bajo el disfraz engañoso de que el yugo esclavista a que nos someten es inevitable, al menos alguien con acceso a los medios alza la voz para defender algo tan obvio como que la sumisión al sistema al menos debe ofrecer a quienes se incorporan al mercado los bienes y servicios de que disfrutaron sus padres y abuelos.

             Y que alguien se atreva a defender algo tan de sentido común, con todos los matices que se quiera, es una buena noticia. Casa, trabajo y familia no pueden ser un imposible. Quienes pretenden impedir el acceso de una generación a ellos sólo merecen la más activa y decidida oposición. Que no nos vendan que seremos esclavos felices, sin propiedad, ni dignidad.

             Prefiero tener bienes asegurados a, por no tener, no tener ni siquiera la clara conciencia de quien está usurpando mis derechos y mi futuro.

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Comentario de esta a Casa.

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             Lo ofrecemos porque tiene toda la razón. Pero con ella nos quedamos. Parte del programa, de la «hoja de ruta» es empobrecer a la población. Y para eso nada mejor que encoger el mercado de trabajo. Y los qe más lo van a notar serán los jóvenes, que deben acceder a su primer trabajo. Pero no pueden encontrarlo, porque los han hecho desaparecer. Asi de sencillo.

             Por eso se impone una «vuelta a la tortilla» a no mucho tardar. Habrá que aprovechar la primera ocasión que se presente para echar de sus puestos de gobierno a tanto monigote y a tanto payaso. A tanto inconsciente, a tanto impresentable. Y hacerlo sin perder el Estado de Derecho. Con las armas legales en la mano. Pero con firmeza y sin contemplaciones.