Segunda edición de Telediario quizás

Segunda edición de Telediario quizás

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https://buscandolaverdad.es/2023/06/01/proyecto-marburg-el-nuevo-virus-que-esta-por-venir/

Proyecto Marburg: El nuevo virus que está por venir.  Segunda edición de Telediario quizás

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  Segunda edición de Telediario quizás

Por Guardianes del Misterio

            Las mentes débiles o que creen que lo saben todo no entenderán éste vídeo. Porque sólo las personas que se hacen preguntas y cuestionan el sistema me comprenderán perfectamente.

            El Proyecto Marburg es, supuestamente, la nueva amenaza que quieren propagar, de nuevo, los oscuros planes de Ellos, los Iluminados que controlan el mundo. Los Illuminati.

            Tenemos que estar preparados para lo que puede que llegue un dia de manos de gente como Bill Gates y otros en los cuales la población confía ciegamente.

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Comentario de esta Casa.  Segunda edición de Telediario quizás

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            Conforme íbamos oyendo el vídeo, antes de llegar a la mitad, ya teníamos en la cabeza la explicación sobre el origen del supuesto problema que le caerá encima a mucha gente. ¿A qué gente? A los inoculados.

            Pero hay que advertir que nos movemos en el terreno de la especulación. De las hipótesis. Y ello porque la información total se nos oculta. Y por ello sólo podemos plantear probabilidades, posibilidades, sospechas. No certezas.

            ¿Que por qué no podemos ofrecer certezas? Porque estamos en Guerra. Y en una Guerra se miente bellacamente. Mentir, confundir, falsear los datos, los hechos, atemorizar, sembar la inquietud en el enemigo, son prácticas no sólo permitidas, sino convenientes, necesarias, obligatorias. No es cuestión de libertad de expresión sí o no. Es cuestión de ganar la Guerra. Y para lograr ese objetivo – que es el único que importa – todo vale, todo está permitido, todo es aconsejable. 

            Esto referido al enemigo, que son los que planean ataques. Uno tras otro. Pero vamos a distinguir, en el seno del enemigo, al bando mortal, al bando asesino, al conjunto de criminales, y al bando reticente, al conjunto freno, al «caballo de Troya» que se les ha colado. ¿Por qué esa diferenciación? Por apoyar la enorme bando de las víctimas. Se quiere aquí sembrar tranquilidad – la que se puede sembrar. Sin engañar a nadie. Y también sin dar falsas esperanzas a nadie en concreto. 

            La situación es compleja. Distingamos los diferentes grupos que intervienen en esta Guerra despiadada. De peores a menos malos. Porque buenos sólo lo somos las víctimas. Unas más inocentes que otras.

            Los peores son lo que empezaron la Guerra hace más de 100 años. Cuanta más historia, cuanta más experiencia tengan en haber estado activos, peores son. Y más irrecuparables. En primera línea tendríamos a las familias que ya desde la Guerra de Secesión estadounidense (1.861-1.865) se movían, buscando seguir dominando el mundo. Volviéndolo más pobre y más desvalido. No hace falta dar nombres. Se trata de familias por todos conocidas. Ellos son el grupo de cabeza, los que deciden. Los únicos que deciden.

            Todos los demás obedecen. La cifra de 300 es demasiado amplia para definirlos. Muchos menos. Entre los 300 la mayoria son meros colaboradores, monaguillos destacados. Son de los que les gusta aparentar, que los consideren importantes, aun sin serlo. Realmente, son simples comparsas. Un camuflaje. 

            En segundo lugar vienen las individualidades, los enriquecidos en vida propia. Los que no tienen antecedentes familiares notables, famosos. Han triunfado, se han enriquecido y han volcado sus fortunas en el Plan de los primeros. Éstos no los cosideran sus iguales, ni mucho menos. Pero les son útiles y les delegan la Portavocía. Dicen lo que va en línea con las directrices del nivel primero y superior.

            Es sabido que a los que ya tienen tanto dinero que no serán capaces de gastarlo en toda vida – ni junto con su familia – les entran ansias de fama, de ser conocidos, famosos, populares. Puro ego. Les entran ganas de hablar en público, de ganar aplausos, asentimiento. Es como un alimento para ellos. Y pertenecer al Grupo Genocida las da esa oportunidad, esa golosina. La han agarrado. Y no la sueltan.

            Tercer grupo, dentro de lo que se ha dado en llamar «la Élite»: Los Asociados recientes, los Inversores. Para tener el peso de cualquiera de los ya mencionados, deben estar en grupo. Se han unido al grupo de cabeza poco antes del evento iniciado en Marzo de 2.020. Aparentan guiarse por los mismos objetivos e intereses que los del nivel superior, pero no es así. A los Inversores les horroriza el plan genocida.

            Se arruinarían todos si la población disminuyera en un 90 %, pasando a ser del orden de 500 millones de personas sobre el planeta. La inmensa mayoría, unos 498 millones, sin capacidad de gasto. Sólo para satisfacer las necesidades básicas del grupo primero, de 2 millones de personas. Demasiado escaso para mantener Empresas establecidas y diseñadas para una poblacón de 8.000 millones de personas. Piénsese en el cambio de 8.000 millones a 2 millones de personas con capacidad de gasto. El cambio es espantoso, terrorífico, de locos. Por eso han entrado, para boicotear el Plan desde dentro. Son una base fundamental para explicar la esperanza que aún tenemos las víctimas, nosotros.

            Luego vienen los que ni siquiera en grupo serían ricos, los pobres diablos. Ambiciosos, pero pobres diablos a fin de cuentas. Aquí entran todos los sobornados. Los corruptos, los comprados. Los vendidos. Los titulados de cualquier profesión que se han pasado al enemigo porque en un momentos se les tentó. Eran útiles, eran necesarios para una fase del engaño, de la Guerra. Pero aisladamente considerados son insignificantes. Son útiles por el poder que aún ejercen sobre la masa de víctimas.

            Sólo tienen su prestigio personal: Político, médico, judicial, policial, empresarial, etc. Precisamente porque no son nadie, serán dejados caer a la primera ocasión que se presente. En cuanto pierdan ese hálíto de dominio sobre el conjunto de víctimas. Han sido los que más han salido en los medios, que eran suyos. Nadie consciente confía en ellos. Por eso serán las primeras víctimas de la Justicia auténtica futura. Se empezará por abajo, por lo fácil.

            Hemos terminado con los atacantes. Pasemos al conjunto de víctimas.

            Y aquí distinguiremos entre los que se defienden y los que no se defienden. La mayoria de las víctimas no se defiende, porque aún no se han dado cuenta de que son víctimas ni de que están siendo atacadas. Parece imposible, pero es verdad. Son tan confiadas, tan cortas, tan inocentes, tan pasivas, que ni saben lo que les sucede. Creen que todo va bien y hasta votan en las elecciones para elegir si siguen los mismos verdugos o cambian de verdugos. Una parte pequeña de ellos son los que peligran con el montaje «Marburg». 

            Terminemos de detallar al resto de las víctimas, que no todas son inocentes, ingenuas, sumisas y abobadas. Una parte minoritaria de víctimas se han dado cuenta de que se les está atacando. Y se han vuelto contra sus agresores. Es la reacción normal de todo ser vivo, defenderse en caso de ataque. Y si no hay otra cosa mejor que hacer, huir. Este grupo no ha caído en la primera trampa y no se ha dejado inocular. Por eso no tienen nada que temer con respecto a «Marburg». Basta con que no caigan en la segunda trampa. Si no cayeron en la primera, mucho menos va a dejarse engañar por «la segunda edición del Telediario».

            No sería extraño que añadiendo algo concreto a las substancias que ya están en las venas y arterias de los incoulados, se activen procesos génicos latentes que resulten fatales a los inyectados. Ya lo hicieron con anterioridad. En la campaña de vacunación del invierno 2.019-20 los viales para personas mayores de 65 años, jubiladas, llevaban una componente aparentemtne inocua, el «Polifosfato 80». Los viales para gente en activo no llevaban tal fosfato. Eso marcó la diferencia. Con el producto citado y unas ondas fuertes, promovidas desde fuera y desde cerca, los mayores fosfatados cayeron como moscas. A la gente en activo no le pasó nada.

            Ahora los genocidas tienen a más del 50% de la población con partículas génicas amenazantes en su interior. Bastará quizás añadirles un adyuvante, un estimulante, un purgante, algo que ya es conocido por los Químicos empleados en ciertas Empresas. Algo que hace que las malas propiedades de lo innoculado la primera vez se junte con lo que ahora llega y provoque una explosión génica. Basta con hacer que las ingenuas víctimas del primer engaño acepten el segundo. Y se traguen «el purgante», camuflado como «solución salvadora».

            Es fácil que también sean colaboradoras para el proceso letal los frutos de antenas esparcidas profusamente en los últimos meses o años. Y – como la vez anterior – no sea hasta que las nuevas inyecciones han sido aplicadas que enpiecen a surgir casos y más casos de fallecimientos «ipso facto». Y las autoridaes médicas y políticas repetirán su mirada a lo alto y el ya conocido «no sabe, no contesta».

            De forma que conviene advertir al personal de que «nunca segundas partes fueron buenas». Máxime, si las primeras fueron mortales. En el próximo artículo cuantificaremos, en la medida de nuestras posibilidades. Que no son muchas, pero algunas ya son.         

 

 

Segunda edición de Telediario quizás

 

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