Octubre límite de vida del WEF

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Editorial. Octubre límite de vida del WEF.

              Anoche, viendo un rato de televisión – rara concesión que me hago una hora por semana, para ver como respira el enemigo – tuve une notica excepcional: Dos Primeras Ministras, de las más aguerridas defendiendo los postulados del Foro Económico Mundial, han dimitido irrevocablemente. La de Nueva Zelanda, Jacinda Arden, y la de Escocia, Nicola Sturgeon.

              La más locuaz de las dos, explicando las causas de su dimisión, ha sido Jacinda Arden. Y de sus declaraciones textuales se pueden derivar algunas claves de aspectos que no ha incluido en sus declaraciones.

              Procurando seguir la cronología de la decision y sus causas, tenemos su declaración: «Es una decisión que venía reflexionando desde el verano.» Evidentemente, no puede haber sido un decisión apresurada, sino muy meditada. Algo de tal envergadura no puede decidirse ni siquiera en un mes. Debe ser algo meditado durante largo tiempo, durante meses. 

              «Insiste en que le falta energía.»  Y cuando quiere explicar la frase insiste en que «no tengo suficiente energía para hacerle justicia» al puesto de Primera Ministra. No puede salir de ahí. Es la frase que ha acuñado en su mente para no desvelar demasiado. Porque quiere seguir contando con el beneplácito de su superior, el padre Klaws. Sería interesante, de todas formas, poder entrar en su conceto de «energía».

              ¿Tal vez quiere decir «convicción»? No podemos decartar que le fallara la «convición» de seguir las indicaciones que se le hacían desde arriba. Que tales indicaciones se le hicieran más y más difíciles de asumir. Hasta el punto que se le hicieran imposibles. Y la única salida era la dimisión. Pero no la deserción de los postulados del Foro de Davos, a los que parece seguir siendo fiel.

              Pero hay algo en sus declaraciones siguientes que inducen a dudar de tal hecho. Cuando afirma estar «increíblemente orgullosa de lo que hemos logrado en los últimos cinco años». A los ojos de sus colegas y superiores, debe sentirse orgullosa de sus logros. Con eso queda bien ante ellos. No quiere perder el nexo. Ha contribuido a la Causa. Pero cuando cita los logros de los que se siente orgullosa … no se refiere a ninguna de las órdenes, Leyes o Decretos relacionados con lo sucedido en los tres últimos años. Los más cercanos y más fáciles de recordar …

              No. Ha de referirse a los logros en pobreza infantil. O al «apoyo social y existencia de viviendas públicas«. Algo por la que no es especialmente conocida en el ámbito mundial. Ni una palabra para indicar que ha logrado que Nueva Zelanda sea una de las naciones con más porcentaje de vacunados contra el Covid en todo el mundo. Tampoco podía enorgullecerse de las consecuencias, el exceso de mortandad. Y la nula atención que han prestado a ello. Las actividades que la han sacado en las primeras planas de los periódicos no son mencionadas en absoluto. Porque busca hacerse perdonar de ellas. No puede sentirse orgullosa de eso. Ha de dejarlo caer en el olvido.

              Afirma que «no tiene planes» para el futuro. Más vale así. De hecho, no puede ni imaginar cuál vaya a ser su futuro. Ni el de su Escuela. Ella ha sido medianamente inteligente y ha saltado del barco de las primeras. Antes, apenas hace una semana, ya lo hizo el Editor Gerente y Director de Comunicaciones del Foro Económico Mundial, Adrian Monck. Según parece por la desastrosa Conferencia de Davos 2.023.

              Jacinda Arden también acudió a esa cita. Y posiblemente pudo darse cuenta de que los Líderes están perdidos. Que no tienen un Plan coherente, que cumpliera las expectativas de las ediciones anteriores. Que en lugar de concreciones y logros, seguían estudiando las condiciones para conseguir implantar el Nuevo Orden Mundial. Es decir, más de lo mismo. Seguían en el Vestíbulo de Entrada. 

              No es de descartar que en las reuniones de la Conferencia hiciera algún aparte con su colega escocesa, también adelantada en temas davosianos, Nicola Sturgeon. Y que sintonizaran. Más de lo esperado.  Por eso han acordado dimitir al unísono. Ya hemos indicado que cuando dos acontecimientos coinciden en el tiempo, lo más fácil es que haya una relación de causa-efecto entre ellos. La escocesa ha tenido menos tiempo para pensar y preparar una justificación a su apresurada dimisión. Lo veremos en breve. 

              Y, claro está, ofrece en primer lugar una justificación con su situacion personal: «Quería poder pasar más tiempo con su hija y también casarse con su prometido«. Todo muy comprensible. Pero por eso no se dimite apresuradamente. Hubiera podido esperar a las elecciones de este Octubre. Su prometido hubiera esperado esos ocho meses, con toda seguridad. Pero no. No podía. Hemos de intentar explicar esa prisa.

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              Y aquí pensamos que está la joya de la declaración: Ambas se desentienden del Plan Genocida con prisa. Sin poder esperar ocho meses. La misma excusa expuesta antes de las elecciones de Octubre en Escocia hubieran sonado mucho más naturales, hubieran sido aceptadas por todos. Pero la mujer tiene prisa. No le sirve presentar la decisión de no presentarse en Octubre. Tiene que ser ahora. ¿Por qué? Porque hoy quiere quedar bien con todos. Eso la obliga a nadar en la indefinición, en la niebla. De su boca hoy no lo sabremos. 

              Pero no es difícil deducirlo: Porque creen que muy posiblemente no tienen tiempo hasta Octubre. Han de dimitir ahora. Octubre será demasiado tarde. Antes de Octubre las dimisiones serán Legión. Y las suyan será dos más, que no les reportará ningún beneficio. Ahora tal vez sea aún tiempo de salvar los muebles. Sobre todo si maniobran con habilidad. Y ambas se saben hábiles maniobrando. Tienen todas las posibilidades a su disposición.

              La Primera Ministra escocesa da mucho menos juego con los detalles sobre su declaracion de dimisión. De pasada, y sin hacer mucho hincapié en la idea, afirma que «le falta energía». Idea tal vez tomada de sus conversaciones con la Arden. Concreta luego un poco más y se queja de «la “intensidad” y la “brutalidad” de la política actual«. Pero claro, ¿qué quiere? ¿Que todos agachen la cabeza y acepten los mandatos que emite la Autoridad sin protestar?

              Por otra parte, cuando habla de «brutalidad», ¿a qué se refiere exactamente? ¿A que son brutales las directrices que ella misma imparte por orden de arriba?  ¿O se está preparando una coartada de cara al futuro, cambiando de bando? Son cosas que hemos de ver con el tiempo.

              Tambien ella habla de reflexión desde tiempo ha. Y afirma que no es una decisión basada en los últimos vaivenes de la política escocesa. Que ella ha hecho «una evaluación más profunda y de más largo plazo«. Como se ve, las declaraciones tienen cierto paralelismo. 

              Y también ha preparado una declaración en la que nadie pueda entrar: «sé que el momento es ahora.» «Es el adecuado para mí.»» Y nadie puede rebatirle lo que ella ya dice que sabe. 

              Es cierto que las reformas de género que ha hecho aprobar en Diciembre pasado le han valido muchas críticas. Pero el principal tema sigue siendo su intento de lograr la independencia. Tema en el que ha encontrado obstáculos aparentemente insalvables. Con los Jueces del Supremo en contra de ese intento. Las siguientes eleccciones en Escocia son a finales de 2.024. 

              Esto nos sirve para dar título a este Editorial: A juicio de dos Primeras Ministras que conocen por dentro los entresijos del Foro Económico Mundial – aunque seguro que no todos – Octubre es demasiado tarde para reaccionar y buscarse un futuro. Ha de ser ya. Interprete el lector como guste estos hechos y posturas. Nosotros ya hemos tomado la nuestra y se la hemos expuesto.

     

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