Mi viaje en coche de un día por Grecia

Mi viaje en coche de un día por Grecia

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             Hoy me voy a salir del programa y voy a narrar con detalle cómo fue mi único viaje en vehículo propio – si bien alquilado – en Grecia. Me lo ha inspirado ver el mapa del Ática, el istmo de Corinto y el Norte del Peloponeso, con Micenas y Tirinto. Había ido a un Congreso, el primero que asistía en el extranjero. Era de «Matemática Computacional», el tema de la que habia sido mi Tesis. Corría el año 2.000. El Congreso lo convocaba la Universidad de Volos, al Noreste de Grecia. Llegamos en avión al Aeropuerto de Atenas. Esa noche dormíamos en un Hotel de la capital y al día siguiente por la mañan nos acercaríamos en tren a Volos.

             Todo salió como estaba previsto y el tren nos dejó en Volos. Una agradable acogida en la Universidad y se celebró el Congreso. Terminado, nos volvimos en tren a Atenas de nuevo. Y visitamos, cómo no, la Acrópolis, el Partenón, el Erecteion, el Ágora y el Cerámikos, el Cementerio de la antigua Atenas. Y, ya a la tarde-noche, empecé mis gestiones para alquilar un cohe para, al día siguiente, ir a ver Micenas, Tirinto y el Teatro de Epidauro.

             La verdad es que ese recorrido lo había visto en un folleto turístico que nos dieron en el Aeropuerto, para incitarnos a visitar Grecia. Era ideal para hacerlo en un día. Las tres localidades estaban bastante cerca unas de otras, formando un triángulo. En el viaje entre el Aeropuerto y Atenas, de los varios recorridos, ése parecía ser el más apetitoso. Así que nos propusimos ir a ver las dos antiguas ciudades micénicas, la capital Micenas, Tirinto y el Teatro de Epidauro. Ya en la habitación, comprobé con cierta inquietud que no me había llevado el carnet de conducir. Y le dije al Recepcionista del Hotel la manera de alquilar un vehículo para un día. Me dio toda clase de facilidades, pues creo recordar que tenían una oficina de tal cosa en el mismo Hotel. 

Mi viaje en coche de un día por Grecia

             Empecé hablando de qué queríamos un coche para un día y visitar esos tres sitios. Precio asequible, ya estábamos de acuerdo. Y entonces el señor de la Agencia de Viajes, de unos 45 años, me pidió el carnet de conducir. Con cara desolada le dije que lo tenía, pero que desgraciadamente no me lo había traído conmigo … Su primera reacción fue decirme que sin carnet no me podía alquilar un coche de su Compañía … Le enseñé mi carnet de Profesor de Universidad española, que venía de asisitir a un Congreso en Volos, etc. Hubo un tira y afloja, aunque yo pocos argumentos tenía, más allá de mi seriedad personal y mi experiencia de conducir y haber quemado ya cuatro coches conduciendo durante 25 años. 

             Yo veía que él no zanjaba la conversación con su negativa. Por eso seguí en la brecha, prometiendo ser formal y conducir como los ángeles. Y de pronto me djo: 

             «Habría una posibilidad …» Se me abrió el cielo.

             «¿Tiene Vd. familia en Pamplona con acceso a su casa?» 

             «Sí, claro. Mi hija mayor tiene las llaves de nuestra casa.»  Y soltó el plan que había forjado mientras hablábamos. 

              «Si algo ocurriera, aunque sea un rasguño, Vd. tendría que llamar a su hija, que fotocopie su carnet de conducir, y que se lo mande por mail al Hotel. Así yo podría decir que me enseñó el carnet.»

              «Haríamos eso sin ningún problema, téngalo por seguro», aseguré yo. Y con eso firmamos la póliza del Seguro y los papeles del coche. Respiré hondo. 

              Al día siguiente, el Profesor más prudente, cuidadoso y respetuoso con los coches de la derecha, de la izquierda y de enfrente, asomaba el morro de su vehículo alquilado por la urbe ateniense. Los conductores en Grecia son algo más alocados que aquí. Pero les perdoné todo. Ni un rasguño podía tener. Con el mapa que entocne tenía, que no era el de arriba, vi que Micenas era nuestro primer objetivo. Estaba muy bien señalizado y llegamos sin ningún problema. Había varios autobuses al pie de la colina de Micenas. Vimos y disfrutamos de Micenas. Realmente vimos sólo la Acrópolis de Micenas, donde residía el monarca de la ciudad. La ciudad baja nos pasó desapercibida. Como a los demás turistas. En Micenas habría unos 150 turistas a la vez que nosotros. Tambiéne vimos «la Tumba de Atreo», una falsa bóveda griega antigua, cubierta de tierra y hierba. 

              De allí fuimos a Tirinto. Y, sorpresa, estábamos solos. Ni un turista a la vista. Hacía un sol de justicia. Pleno mes de Julio con una ola de calor. Tuvimos todo el yacimiento para nosotros. El guarda estaba bajo una sombrilla sentado y no se movió de allá. Lo vimos todo despacio, incluida la famosa «Galería cubierta». Se nso hizo la hor ad eomer, Comimos de bocadillo, que traíamos del Hotel. No era cuestión de perder tiempo.

              Y tras la frugal comida, sentados en el coche, fuimos a buscar Epidauro. Y ahí vinieron los problemas. Llegamos al lugar de ese nombre y … el teatro eran tres escalones de gradas, muy pequeño, y con las gallinas picoteando por la parte baja del miniteatro. Aquello no podía ser, pero no había nadie. Por fin apareció un señor, llevando una bici, sin montar en ella. Le pregunté por el «teatro grande de Epidauro», pero el señor no hablaba inglés. Sólo griego. Buscaría a otra persona. Pero no encontrámos a nadie. Al rato nos lo volvimos a encontrar. Desesperado de encpotnrar a alguen que hablara algo, decidí sacar a relucir mis rudimentos de griego. 

              «¿Zeata megas Epidauros?

              Y el hombre reaccionó:

              «¡Ah! ¿Zeata Megas?» Y nos señaló la dirección. Le dimos las gracias y por fin lo encontramos. Nada que ver con las tres gradas y las gallinas. Disfrutamos del Teatro Grande de Epidauro, situado en el Sanatorio de Epidauro, para solaz de los pacientes. Con una magnífica acústica. También entramos en el Museo, donde se guardaban algunos exvotos de griegos curados por Esculapio en el Sanatorio de Epidauro. Cuando nos cansamos de pasear por el Teatro y el Sanatorio, volvimos rumbo a Atenas. Sin un rasguño.

Fotos: 1  La Puerta de los Leones de Micenas.

2 El Círculo Mayor de Tumbas de Micenas.

3  La Tumba de Atreo. Exterior.

4  La Tumba de Atreo. Interior. 

5  Entrada a la Acrópolis de Tirinto.

6 Plano de la Acrópolis de Tirinto.

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