Dos pisos por debajo

Dos pisos por debajo

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Editorial

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           Hay que tener mucho control sobre la mirada propia. Y fjarse exactamente en la línes de ventanas que está dos pisos por debajo de la parte inferior de la zona, la que está colapsando. Dos pisos por debajo. Y mover la vista hacia abajo conforme colapsan nuevas plantas. Siempre dos pisos por debajo. ¿Por qué dos pisos? Porque en cada instante uno está a media altura del piso y el otro esta iniciando la caída cuando explotan las cargas.

           En un momento dado aparece una farola con dos brazos y el edifico colapsa detrás de la farola. En ese momento se puede ver bien que hay unas explosiones dentro del edificio, que expulsan material de dentro de la torre hacia fuera.

           Más adelante del vídeo, la torre aparece en otra vista, sólo se ve un lateral de la torre.Y es muy blanca la fachada. También aparecen las explosiones en esa vista. Y si se pone el sonido alto, se oyen las explosiones de las cargas en las columnas, una tras otra. Ese sincronismo es el necesario para hundirlo todo. No es manual, es programado. Y luego todo quedó así.

Y.

Dos pisos por debajo 

Lo que quedó debajo del último piso en el que se colocaron cargas.

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           ¿Cómo se organizó todo ese espectáculo? Está explicado en un artículo anterior, así que no lo repetimo. Enviamos a él al lector interesado.

«El primer atentado de bandera falsa en casa.»  

           «En todas partes cuecen habas». La manera de gobernar en un mundo difícil es montando tragedias que conmuevan al personal. Que se cree el montaje. Y se acostumbra a lo que el gobernante sin escrúpulos quería. ¿Qué fue de las «armas de destrucción masiva» que se nos dijo una y mil veces que estaban fabricando en Irak? Nunca aparecieron. Porque nunca las hubo. Pero eso justificaba intervenir en un país rico en petróleo.

           El falso virus, los gases de efecto invernadero = el calentamiento global = el «cambio climático», que adopta diferentes nombres según se le va generalizando, son otros tantas falsas tragedias, que «exigen» una modificación de nuestras conciencias. Para que aceptemos algo que en frio no aceptaríamos: Que se recorten nuestras libertades seculares de manera caprichosa y criminal. Para terminar con nosotros, si somos tan infantiles que les seguimos creyendo y permitiéndoselo.    

 

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