A buenas horas mangas verdes
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La OMS y la Fundación Rockefeller lanzaron una “Red Internacional de Vigilancia de Patógenos”
Por Kontrainfo
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó recientemente la Red Internacional de Vigilancia de Patógenos (IPSN) con metodología genomínica, con base en el análisis el código genético de virus, bacterias y otros organismos causantes de enfermedades, con el objetivo de “detectar y prevenir enfermedades infecciosas que puedan afectar a la población”.
La IPSN, tendrá su propia Secretaría en el Centro de Inteligencia Pandémica y Epidémica de la OMS (Hub for Pandemic and Epidemic Intelligence), agrupa a personal especializado sobre genómica, gobiernos, fundaciones transnacionales, el mundo académico y el sector privado, además de organizaciones multilaterales y la sociedad civil.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom, aseguró que “el objetivo de esta nueva red es desempeñar un papel vital en la seguridad sanitaria: Dar a todos los países acceso a la secuenciación y el análisis genómico de patógenos como parte de su sistema de salud pública.
Como se nos demostró tan claramente durante la pandemia de covid-19, el mundo es más fuerte cuando se mantiene unido para luchar contra las amenazas sanitarias compartidas”.
La OMS, remarcó que junto a sus “asociados”, entre ellos la Fundación Rockefeller (y en Argentina el Centro Nacional de Genómica y Bioinformática de la ANLIS Malbrán), se proporcionará una plataforma web para “conectar a los países y regiones, mejorar los sistemas de recopilación y análisis de muestras, y utilizar los datos resultantes para impulsar la toma de decisiones sobre salud pública”.
“La colaboración de alcance global en la vigilancia genómica de los patógenos ha sido decisiva en la lucha conjunta de todo el mundo contra la COVID‑19”, declaró el Dr. Rajiv J. Shah, Presidente de la Fundación Rockefeller, respecto a la nueva red mundial. Por su parte Josefina Campos, doctora y directora del ANLIS Malbrán, aseguró:
“Las enfermedades no respetan fronteras: La amenaza de enfermedad que afecta a un país también afecta a otros. Esperamos con gran interés poder colaborar con los miembros de la IPSN a fin de lograr nuestro objetivo común de prevenir enfermedades y salvar vidas”.
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Comentario de esta Casa. A buenas horas, «mangas verdes».
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¿Código genético de un Virus que no existe? ¿Que se lo ha inventado un titulado alemán, siempre mal peinado? Y luego dice la Fundación Rockefeller: «La colaboración … global … ha sido decisiva en la lucha conjunta de todo el mundo contra la COVID‑19«. «Lucha de todo el mundo …» Frases vacías en las que nadie sensato cree ya. Y nadie creerá a futuro, cuando la tragedia esté dominada. Y sus causantes encarcelados. ¿Se creen que van a poder engañar a la Humanidad una y otra vez con el mismo timo?
Habrá que decirles las cosas claras, para que se enteren de que su farsa nunca existió. No ha existido ningún Virus «SARS-COV-2». Las primeras muertes, antes de las inyecciones mortales, fueron causadas por radiaciones electromagnéticas no ionizantes sobre-excitadas, con base en las antenas de Telefonía móvil.
Más la ayuda de la vacuna contra la gripe del invierno 2.019-20 adyuvada con Polisorbato 80 en las dosis para mayores. Según se explica en el Informe de Barbastro. No así en las que eran para personal en activo, que no lo llevaban. La combinación de ambas armas fue letal para quienes tenían comorbilidades, es decir, un organismo ya muy débil. Porque eran armas, destinadas a eliminar personas. Que eso es un arma …
No hubo ninguna lucha conjunta. Hubo una matanza conjunta, organizada pr quienes todos sabemos ya. Porque han tenido que seguir intentando mantener la ficción de la pandemia por un Virus que nadie aisló, ni secuenció, ni nadie pudo enviárselo a ningún Laboratorio cuando se pidió. Sencillamente, porque es inexistente.
Y una vez la población fue engañada, con el concurso de los Medios de Comunicación mayoritarios, actuaron las componentes letales de las «inyecciones salvadoras». Éstas incocularon partículas nanométricas y componentes destinadas a dañar partes del organismo y provocar una larga serie de dolencias mortales. Estas «inyecciones» fueron preparadas como nuevas armas de destrucción global. Aunque en un porcentaje de los viales aún desconocido, pero pequeño. Esperemos.
El crimen contra la Humanidad está tan claro. La culpa, tan localizada. Los cómplices han salido tantas docenas de veces en televisión, que nunca se olvidarán sus nombres. Los colaboradores han exagerado tanto su odio y su mala inquina, que las Hemerotecas rezuman de sus amenazas y barbaridades.
Las cosas se explican en los medios «realistas» – los que explican la realidad, los que dan oportunidad a exponerla sin censura – que todos los que no tienen incapacidades mentales fuertes se han enterado ya de lo sucedido. Y está asomando en el horizonte la etapa de pedir responsabilidades. Porque a una Humanidad indignada no hay ningún grupito de personajes chuscos que la pare.
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A buenas horas mangas verdes