Sus problemas

Sus problemas

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          Cuando se trata de hablar de Ellos, aparecen varias tendencias entre quienes hablan de Ellos. Y dejamos a un lado a los Portavoces de Ellos. A esos ni merecen la pena concederles parte de nuestro tiempo. Como no sea para vigilarles y saber de cerca por dónde quieren engañar ahora a la Humanidad. 

          Cuando uno lee un artículo sobre un cierto tema, le empiezan a aparecer en el texto detalles que denotan que el Autor es favorable al engaño. Sea éste el que sea. Son inconfundibles. Porque se repiten. Y van todos en el mismo sentido. Y al cuarto o quinto, uno tal vez deja de leer, porque observa que le están engañando, intentando engañar.  Le intentan «dar gato por liebre» y ese escritor no merece ya credibilidad alguna. 

          Todavía hay un tercer tipo de comentaristas. Que califican críticamente el Plan Genocida. Sin ningún género de dudas. Pero dan por hecho – de manera tácita, no expresa – que los Planes de los Genocidas se van a cumplir. Que van a convertirse en realidad. Que van a someter a toda la Humanidad. Y que al mundo le espera un futuro distópico, hinóspito, catastrófico. Critican al Plan criminal, pero asumen que se va a cumplir.

          Mantenemos aquí una duda sobre el auténtico sentir del Autor que organiza así su discurso. Por un lado, crítico con el PLan asesino. Pero, por otro, dando por hecho que se va a coronar con éxito. ¿Tratando de empujar al ciudadano medio a que se prepare para ese mal final? Porque sabemos que uilizan la mentalización predictiva. Con películas y obras de final distópico. Y así parece que no será tan negativo, puesto que ya lo hemos visto realizarse. Al menos, en la ficción.

          Aquí mantenemos que cualquiera que analice la actual situación y su génesis, con mínima objetividad, sentido crítico y honestidad, ha de llegar a la conclusión de que, de una manera u otra, la Humanidad va a vencer. Superará esta prueba. Dura, temendamente dura. Pero con un final invariable y positivo. Y ello debido sobre todo a los tremendos errores de concepto que habitan en las filas enemigas. 

          Un grupo humano, minoritario respecto a la población total del planeta. Formado por personas muy ricas, con economías ilimitadas. Que se proponen acabar con el 90% del género humano, no puede triunfar. No puede concitar la voluntad de un amplio grupo de partidarios de semejante barbaridad. Y no por un argumento moral. No hace falta recurrir a la Moral, a nada inmaterial. Tal prpopósito daría forma a una población tan disminuida que destrozaría las posiciones económicas de todos ellos. Incluidos los Promotores Supremos. 

          Por eso no pueden seguir siendo respaldados por líderes de los negocios, ni de las diferentes ramas de la Economía, o de la Ciencia. Que paulatinamente les irán dando la espalda, saltando del barco. De un barco condenado a hundirse desde el momento en que se explicitó y fue conocido fuera del núcleo generador primero. 

          Y eso es lo que estamos viendo casi desde hace año y medio. Desde Davos 23. Primero eran personas sueltas, individuos bien situados en el Organigrama genocida. Cómplices necesarios, políticos principales y expertos señalados. Este año hemos empezado a ver grupos de presión que se apuntaron a la gananca fácil y segura, contando con los apoyos que se contaban. Pero ellos mismos hicieron de freno al Plan Genocida. Y causaron el fracaso del primer Plan criminal: La intentona de colocar un arma de destrucción interna, lenta, en el interior de cada individuo de planeta.

Sus problemas

          Desde el momento en que falló ese primer Plan, que tomaba al mundo por sorpresa, la ruina del Movimiento genocidad estaba asegurada. Y cuando por segunda vez intentan plantear la misma, mismísima jugada … las cartas son muy diferentes. Por eso el Tedros suplicaba, hace poco, que no perdiésemos una oportunidad magnífica, para no defradar las expectativas de la siguiente generación a nosotros. Como si quien no se preocupó en absouto por salvar a la generación presente, fuera a preocuparse por la generación siguiente, a la que ni siquiera conoce.

          Y por eso el Líder del Primer País occidental como potencia en algún aspecto se une a otros 50, o 55, ex-líderes del mundo, para convencer a los casi 150 restantes para que firmen el Tratdo de Pandemias y su Anexo, tan criminal y absurdo como el Tratado. Si los 50 o 55 vieran el Tratado firmado, no harían llamamientos para que se firme, por lo que más quieran los países. Es decir, suplicando. Suplicar es un síntoma de debilidad. 

          Tal vez sea porque 32 países africanos, con Sede en Senegal, han expresado ya su firme voluntad de no aceptar la dejación de responsabilidades y la soberanía de los países en manos de una banda de psicópatas asesinos. Que nadie eligió, ni apoya, ni quiere confiar en ellos. Suficientes muestras han dado – y no sólo estos cuatro años últimos – de su capacidad criminal y de engaño.

          De la jugada de la OMS y la jugada de las Monedas Digitales Programables del Banco Central, la más rápida de poner en marcha es la primera. Por eso la intentan en primer lugar. Cuando se supere la primera, hablaremos de la segunda. Que tiene menos posibilidades de triunfar que la primera. Porque depende más de nosotros, las víctimas. Y es un fraude como una Catedral de grande. Pero de eso ya trataremos si llega el momento. Que es fácil que llegue. Tal vez en 12 meses tras el intento de «la segunda edición de Telediario». 

             

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